Es fascinante cómo nos sumergimos en las expectativas y juicios externos, ¿verdad? Es como si nos olvidáramos de la persona más importante en toda esta ecuación: nosotros mismos. Reconocer nuestras virtudes, aceptar nuestras elecciones y celebrar nuestra autenticidad es el camino hacia la plenitud.
Es cierto, las batallas más significativas a menudo se libran en nuestro interior. Pero cada pequeño paso hacia la aceptación y el autoconocimiento nos acerca más a la paz interior y a una vida más plena. La autenticidad es un regalo que nos damos a nosotros mismos y a los demás. Es liberador vestirse, comer y vivir de acuerdo con nuestras propias preferencias y valores, sin dejarnos llevar por las opiniones de los demás.
Quizás, en lugar de buscar la aprobación externa, podríamos empezar a buscar la aceptación interna y construir desde ahí. Después de todo, la relación más importante que tenemos es la que tenemos con nosotros mismos.